Pedro Ramírez Vázquez
Nació en 1919 en la Ciudad de México. Tuvo uno de sus primeros encuentros con la arquitectura en un viaje que hizo en la adolescencia, cuando quedó fascinado por la Acrópolis de Grecia. Estudió arquitectura en la Universidad Nacional Autónoma de México, de la que egresó en 1943.
En sus primeros años de carrera, diseñó una estructura para escuelas rurales que dio origen a 35,000 escuelas de todo México. Eventualmente se convertiría en uno de los arquitectos más prolíficos de México, con una carrera que abarcaría casi siete décadas. Ramírez Vázquez diseñó pabellones de México en tres ferias mundiales, y fue el rector fundador de la Universidad Autónoma Metropolitana. Además, estuvo a cargo de crear la identidad visual y el icónico logo de los Juegos Olímpicos de México 1968.
“Nunca he pretendido hacer arquitectura de autor. Esta disciplina tiene que cumplir con una función de servicio para quien ocupará esos espacios”, le dijo al diario Excélsior en 2011. Pedro Ramírez Vázquez falleció en 2013 a los 94 años de edad.
“Una condición fundamental de la conducta social de Ramírez Vázquez fue la comprensión de la arquitectura como una disciplina de amplio espectro social, capaz de influir en la forma de vida del grupo y no en la de los usuarios de un edificio”, escribió Enrique X. de Anda Alanis, profesor e investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM. “La arquitectura iba más allá del compromiso individual con un problema arquitectónico, al extenderse para influir en la naturaleza social del conglomerado“.
Pabellón de México en la Expo’92
Sevilla, España. 1992
Dos equis simétricas de 18 metros de altura recibian a los visitantes de la Exposición Universal de Sevilla 1992. El pabellón de México, concebido como un foro de discusión y análisis, daba a conocer, mediante un espectáculo de multimedia, el origen y el proceso multicultural y multiétnico, vivido desde sus orígenes mesoamericanos, fundamentalmente a través del comercio. La equis estaba precisamente como símbolo de este cruce cultural.
El pabellón mexicano explicaba que los murales de Bonampak y Cacaxtla son centenares de años anteriores a los de Giotto y Miguel Ángel, y que la cultura olmeca en México es simultánea en la historia a la de Abu Simbel en Egipto. O bien que la Calzada de los Muertos en Teotihuacán es contemporánea a la Via Flaminnia de Roma, o que la mezquita de Córdoba fue construida al mismo tiempo que el máximo exponente del apogeo de la cultura maya, que es Uxinal.
Centro Cultural Tijuana
Si bien sus obras más representativas se encuentran en la Ciudad de México, Ramírez Vázquez también diseñó edificios para otras ciudades. Entre ellas destaca el Centro Cultural Tijuana, que desde su inauguración en 1982 se convirtió en un ícono arquitectónico de esta ciudad fronteriza. Creado en colaboración Manuel Rosen Morrison, el boceto inicial fue proyectado sobre un lote de 35,445 metros cuadrados.
Sus instalaciones se integran de la siguiente manera: Domo IMAX, Museo de las Californias, Sala de Espectáculos, El Cubo (tres salas de estándares internacionales), Salas de Exposiciones Temporales, Cineteca, Acuario, Salones de Ensayo, entre otras. Ubicado a dos kilómetros de la frontera con Estados Unidos, es el símbolo de mayor reconocimiento con que se identifica a Tijuana y a los tijuanenses.
Palacio Legislativo de San Lázaro
Ciudad de México, 1981
Este edificio es la sede principal del Congreso del gobierno de México, siendo sede oficial permanente de la Cámara de Diputados de México, y también sede del Congreso General o Congreso de la Unión cuando realiza sesiones conjuntas con el Senado.
El inmueble fue proyectado por Pedro Ramírez Vázquez, junto con la participación de los arquitectos Jorge Campuzano y David Suárez.
La fachada principal del edificio está formada por tres cuerpos, los dos de los extremos se encuentran forrados de tezontle rojo y el central de mármol blanco, formando entre ambos una amplia plaza de acceso, sobre la puerta principal se encuentra un conjunto escultórico en bajorrelieve, sobre una plancha de bronce oxidado en verde realizado por José Chávez Morado, dando el total del conjunto los tres colores de la Bandera de México.
Estadio Azteca
Ciudad de México, 1968
Este recinto, diseño de Pedro Ramírez Vázquez, cuenta con una impresionante infraestructura, por lo que se considera unos de los más importantes a nivel mundial.
En el año de 1962 se colocó la primera piedra en el antiguo ejido de Santa Úrsula, para lo cual fue necesario desalojar 180 millones de kilos de roca de una superficie de 63 mil 590 metros cuadrado,s hasta llegar a una superficie firme sobre la cual construir.
Una vez realizados dichos trabajos, se necesitó de la colaboración de 10 arquitectos, 35 ingenieros, 800 operadores y 17 técnicos, quienes trabajaron arduamente durante 4 años en la construcción del Estadio Azteca, sumando un total de 7 millones de horas-hombre.
Finalmente, el 29 de mayo de 1966 se inauguró el recinto.
Como parte de los preparativos para el Mundial de Fútbol 2026 y que será organizado por México, Estados Unidos y Canadá, se ha dado a conocer la propuesta para remodelar el Estadio. El proyecto tendrá un centro comercial de cuatro niveles y un hotel de siete niveles y cinco pisos para estacionamiento, además de rampas vehiculares para el acceso.
Juegos Olímpicos de 1968
Ramírez Vázquez fue un pilar importante para que en México se albergaran los Juegos Olímpicos de 1968. Fue nombrado como presidente del Comité Organizador por el entonces presidente de la República, Gustavo Díaz Ordaz.
Si bien Ramírez Vázquez no tenía un acercamiento directo con el deporte, su elección como organizador de los Juegos Olímpicos en México se dio gracias a la trayectoria que lo respaldaba, aunado a que dos de sus hermanos tenían cargos importantes en el Gobierno Federal, por lo que se sabía que podía tomar las riendas de un evento tan importante. Se buscó mostrarle al mundo lo que era México, apoyándose en un arquitecto y diseñador.
El logo de aquellos Juegos, compuesto por letras estilizadas, formadas por tres líneas paralelas negras y curvas, fue obra del arquitecto Ramírez Vázquez apoyado por sus colegas mexicanos Eduardo Terrazas y Manuel Villazón y el estadounidense Lance Wyman.
Museo de Antropología e Historia de México
Ciudad de México, 1964
En el año de 1964 se inaugura en la Ciudad de México el Museo Nacional de Antropología.
Se decide crear un refugio cultural que en palabras del presidente de ese entonces, Adolfo López Mateos, debía ser un lugar en el que “los mexicanos al salir de él, salieran orgullosos de ser mexicanos”.
Ramírez Vázquez sentía que como museo donde se contara la herencia e historia de México, este debía comenzar su poética desde esta misma herencia y basándose en la configuración del Cuadrángulo de las Monjas en Uxmal, decide crear una secuencia de volúmenes alrededor de un patio en el cual cada volumen tuviese autonomía del otro, pero a la vez, formara una conexión de recorrido como si fuesen las cuentas de un collar.
Nueva Basílica de Guadalupe
Ciudad de México, 1976
Es el más grande recinto de la devoción católica en México, diseñado por los arquitectos Pedro Ramírez Vázquez, José Luis Benlliure, Alejandro Schoenhofer, fray Gabriel Chávez de la Mora y Javier García Lascuráin.
La forma que sigue la arquitectura responde a su principal función: la de acoger a los miles y miles de peregrinos que vienen desde todas partes del mundo a visitarla. El proyecto comprendía una nave central con un claro de 63 metros que elimina columnas intermedias, dos capillas grandes, nueve pequeñas, un sótano y varios niveles para oficinas y dormitorios.
La cubierta al ser como una gran carpa, recuerda la tienda que usaban los judíos en su peregrinar por el desierto y es, al mismo tiempo, símbolo del manto de la Virgen, que protege a quien la visita. La gran columna que le sirve de eje tiene 42 metros de altura, y en su interior se encuentran las oficinas administrativas de la Basílica.
En el interior de este templo caben 10,000 personas, ubicadas en la parte central y en las nueve capillas del piso superior, que en caso necesario, pueden prestarse para ceremonias distintas a la del altar mayor. Desde la capilla abierta del segundo piso, que se dirige hacia el atrio recordando a las que utilizaban los primeros frailes durante el siglo XVI, el número de asistentes se aumenta a un total de 50, 000. En el sótano de la Basílica están las criptas, con más de 15,000 nichos y 10 capillas para recordar a los difuntos que ahí descansan.